Soluciones innovadoras para tu campo

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Octubre 2025

Aminoácidos en agricultura: aliados naturales para potenciar el rendimiento de tus cultivos

Dentro del manejo nutricional avanzado, los aminoácidos se han consolidado como herramientas estratégicas gracias a su capacidad de activar procesos fisiológicos, mejorar la absorción de nutrientes y fortalecer las defensas naturales de las plantas.

Aunque las plantas son naturalmente capaces de sintetizarlos, su aplicación exógena aporta beneficios notables, especialmente en situaciones de estrés o alta demanda fisiológica, ya que la aplicación de aminoácidos produce un ahorro de energía y la planta la puede emplear en otras funciones.

En Meristem integramos esta tecnología en soluciones específicas para distintos momentos del ciclo del cultivo.

¿Qué son los aminoácidos y por qué son importantes para las plantas?

Los aminoácidos son moléculas orgánicas esenciales que contienen un grupo amino (-NH₂) y un grupo carboxilo (-COOH). Actúan como unidades estructurales básicas de las proteínas, pero también existen de forma libre en los tejidos vegetales. En total, las plantas pueden producir cerca de 300 aminoácidos diferentes, aunque solo unos 20 participan directamente en la formación de proteínas.

Cada aminoácido posee una cadena lateral única, lo que les confiere funciones y comportamientos distintos en el metabolismo vegetal. Se presentan en dos formas isoméricas: L y D (excepto la glicina), pero únicamente los L-aminoácidos son biológicamente activos y utilizados por las plantas. Las plantas sintetizan los aminoácidos a partir de elementos primarios, como el Carbono y Oxígeno obtenidos del aire y el Hidrógeno del agua del suelo. Estos elementos, a través de la fotosíntesis los transforman en hidratos de carbono, y en combinación con Nitrógeno obtenido del suelo, pueden formar los aminoácidos, a través de rutas metabólicas internas.

Para producir estos compuestos, las plantas activan complejas rutas metabólicas, que se dividen principalmente en tres tipos:

  • Biosíntesis: a partir de compuestos simples como azúcares y nitrógeno inorgánico, las plantas generan aminoácidos mediante rutas específicas.
  • Transformación o interconversión: ciertos aminoácidos pueden convertirse en otros a través de reacciones como las transaminaciones, ajustando así el perfil interno según las demandas fisiológicas del cultivo.
  • Degradación o catabolismo: cuando los aminoácidos ya no son necesarios o deben ser reutilizados, se degradan en compuestos más simples, liberando carbono, energía o nitrógeno para otras funciones celulares.

Estas rutas no solo sirven para construir proteínas, sino también para producir fitohormonas (como auxinas y etileno), moléculas de defensa (como alcaloides y glucosinolatos) y compuestos señalizadores esenciales en la respuesta al estrés.

Por esta razón, su aplicación externa, en forma libre y asimilable, representa una vía eficiente para apoyar los procesos fisiológicos sin comprometer los recursos energéticos de la planta.

Funciones clave de los aminoácidos en el metabolismo vegetal

Cada aminoácido cumple funciones específicas en el desarrollo de la planta:

  • Prolina: regula la presión osmótica de las células, favorece la resistencia a estrés hídrico. Aumenta el porcentaje de germinación del polen.
  • Glicina: forma parte de la formación de la clorofila; promueve el desarrollo de brotes y hojas; alto poder quelatante.
  • Ácido glutámico y glutamina, junto con el ácido aspártico y asparagina, participan en las reacciones de las transaminasas, enzima que participa en la formación de proteínas. Mejoran la germinación de semillas y el desarrollo vegetativo.
  • Lisina: potencia la síntesis de clorofila; favorece la resistencia al estrés.
  • Alanina: potencia la síntesis de clorofila; mejora la productividad y calidad del cultivo.
  • Valina: mejora la resistencia al estrés.
  • Treonina: precursor de la síntesis de auxinas.
  • Metionina: mejora la germinación y la producción de etileno.

Mecanismos de absorción y translocación

Los aminoácidos aplicados por vía foliar son absorbidos de forma rápida y eficiente a través de los estomas y otras estructuras de la epidermis vegetal. Estudios confirman que entre el 15% y el 20% de los aminoácidos aplicados pueden ingresar a la planta en las primeras 24 horas. Una vez en el interior, se translocan a través del xilema y el floema hacia órganos estratégicos como las raíces, hojas jóvenes y frutos en formación, apoyando directamente el desarrollo vegetativo y reproductivo.

En aplicación radicular, los aminoácidos son absorbidos principalmente por los pelos radicales y las células de la rizodermis. Su eficacia se incrementa cuando se combinan con materia orgánica, ya que mejoran la estructura del suelo y estimulan la actividad microbiana beneficiosa. Esta vía es ideal para promover un sistema radicular vigoroso, optimizar la absorción de nutrientes y aumentar la tolerancia frente al estrés hídrico o salino.

Además, los aminoácidos pueden actuar como agentes quelantes naturales, facilitando la entrada de micronutrientes (como hierro, zinc, manganeso o cobre) mediante canales de proteínas específicos en la membrana celular. Este mecanismo permite una absorción más eficiente y rápida, con un mínimo gasto energético, lo que explica su alto rendimiento incluso en condiciones ambientales adversas o durante etapas críticas del cultivo.

Beneficios agronómicos de la aplicación de aminoácidos

  1. Eficiencia energética: al disponer de aminoácidos listos para ser utilizados, la planta ahorra energía en su síntesis.
  2. Bioestimulación: activan procesos enzimáticos, potencian la formación de fitohormonas (auxinas, giberelinas y citoquininas) y favorecen el crecimiento.
  3. Mejora de la absorción de nutrientes: actúan como quelantes, facilitando el transporte y asimilación de microelementos esenciales como hierro, zinc o calcio.
  4. Reducción del impacto del estrés: ayudan a la planta a adaptarse y recuperarse más rápidamente de condiciones climáticas adversas, salinidad, intoxicaciones por fitosanitarios o heladas.
  5. Optimiza la producción: mejora la floración, el cuajado y el desarrollo de frutos. Aumenta el contenido de azúcares, la coloración y la vida útil postcosecha.
  6. Mejora de la estructura del suelo (en aplicación radicular con materia orgánica): estimula la microbiota beneficiosa y mejora la retención de agua.

Las soluciones Meristem

En Meristem, desarrollamos formulaciones innovadoras que integran aminoácidos como base bioactiva para potenciar el rendimiento, la resiliencia y la calidad de los cultivos. Estos productos están diseñados para actuar en diferentes fases del desarrollo vegetal, desde el enraizamiento hasta el cuajado y la maduración del fruto.

Además de los bioestimulantes principales como Aminomax Nature L, Aminomax N, Aminfol, Sodam y Etamin, el catálogo incluye otros productos que también incorporan aminoácidos como parte de su formulación, ya sea para mejorar la asimilación de nutrientes, corregir carencias o favorecer la recuperación del cultivo.

A continuación, se presenta una tabla con los productos destacados, su función principal y dosis recomendadas:

Conclusión

Los aminoácidos representan una herramienta agronómica de gran valor en el manejo nutricional y fisiológico de los cultivos. Su aplicación mejora la eficiencia, resiliencia y productividad de las plantas, convirtiéndose en un aliado clave para una agricultura sostenible, especialmente en contextos de alta exigencia ambiental y climática.

Bibliografía

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